Hoy es uno de esos días en los que antes de despertar ya escuchabas la lluvia de la calle. Uno de esos en lo que al despertar no has visto el radiante sol y parece que el día no puede depararte nada mejor que esas gotas caer por la ventana.
Hoy es uno de esos días en los que te quedas en casa, con un café bien caliente y una buena película. Nada parece suficiente, esa extraña calma aparente no es real y tú necesitas acción. Todo a tu alrededor gira a una velocidad demasiado lenta, o tú, demasiado rápido.
Hoy es uno de esos días en los que intentas reflexionar a cerca de tu vida, de lo que estas haciendo, que es lo que te hace feliz, que cosas te hacen daño, pero me cansa pensar tanto. Me agota tener que poner nombre a los sentimientos, a las situaciones y a las relaciones. Porque prefieres sentir, cerrar los ojos y dejarte llevar por esa vorágine de sentimientos.
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